lunes, 8 de febrero de 2010

Hermafroditismo

En una época en la que los gays, las lesbianas y hasta los transexuales han sido aceptados por la sociedad, los hermafroditas siguen siendo un embarazoso problema burocrático en un mundo cuyas hojas de censo sólo tienen dos casillas en el apartado de “sexo”: “varón” o “hembra”.
El término “hermafrodita” procede de la mitología griega, que cuenta cómo de la unión de Hermes y Afrodita nació un extraño ser que tenía cuerpo femenino y genitales masculinos.
Aunque en otras especies animales el hermafroditismo es la regla, en la Humanidad es la excepción: una anomalía genética del embrión o de la madre que da lugar a híbridos entre hombre y mujer.

Dentro del hermafroditismo, hay varios grados, pero los más habituales son los siguientes:

Pseudohermafroditistmo masculino: cuerpo de hombre con testículos y órganos sexuales femeninos.

Pseudohermafroditismo femenino: cuerpo de mujer con ovarios y órganos sexuales masculinos.

Hermafroditismo total: poseen tejido gonadal de ambos sexos, que se manifiestan en un pene y un clítoris atrofiados.

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