La menopausia es el periodo que termina la fase reproductiva de la mujer. La menopausia empieza al terminar la menstruación. Con el tiempo, los ovarios pierden gradualmente la habilidad de producir estrógeno y progesterona, las hormonas que regulan el ciclo menstrual. Como la producción de estrógeno disminuye, la ovulación y menstruación ocurren a muy menudo, y eventualmente se detienen. La menstruación puede detenerse antes debido a una enfermedad o a una histerectomía. Én estos casos hablamos de menopausia inducida. En Europa y en América del Norte, la menopausia ocurre normalmente cuando una mujer está alrededor de los 51-52 años de edad. La menopausia puede pasar sin embargo a veces ya a los 40. La edad y síntomas de la menopausia también tienen una influencia genética fuerte. Como una regla empírica, la mujer que empezó la menstruación temprano es más probable que experimente la menopausia antes.
Los síntomas de la menopausia
Los síntomas de la menopausia son tan diferentes e individuales en las mujeres. Algunas experimentan síntomas que sus amigas nunca sufren. La duración y severidad de los síntomas son variables. La menopausia es una parte natural de la vida porque todas las mujeres lo sufren, algunas con más dificultad que otras. Pero una cosa que todas las mujeres tienen en común es la habilidad para determinar las opciones sobre cómo tratar con sus síntomas menopáusicos. Aproximadamente en el mundo occidental el 12% de las mujeres no experimentan síntomas menopáusicos y aproximadamente el 14% experimenta los intensos problemas físicos o emocionales.
* Los síntomas psicológicos de menopausia
Las ansiedades, la dificultad concentrándose, la exageración al menor problema, fácil irritabilidad, el olvido y los cambios de humor son los problemas psicológicos típicos. Los estudios indican que muchos casos de la depresión relacionan más con las circunstancias que con la menopausia sí mismo. Otros eventos, como los cuidados de parientes mayores, jubilación, divorcio o viudez, los niños creciendo y yéndose de la casa ocurren alrededor del periodo de menopausia. También algunos problemas pueden causarse indirectamente debido a la perturbación de sueño. Para ocuparse de síntomas emocionales usted debe ejercitarse regularmente. Esto ayudará a mantener su equilibrio hormonal y a preservar fuerza ósea. El hablar con otras mujeres, que están pasando a través de menopausia, puede ayudar con síntomas emocionales. Las mujeres que se acercan a menopausia se quejan a menudo por pérdida de la memoria e inhabilidad para concentrarse.
viernes, 19 de marzo de 2010
martes, 16 de marzo de 2010
La peste
La peste es una enfermedad infectocontagiosa que afecta tanto a animales como a humanos, y es causada por la bacteria Yersinia pestis. Se considera una de las zoonosis reconocidas más antiguas y de las más agresivas y potencialmente letales enfermedades bacterianas.
La mayoría de los contagios se producen por la picadura de pulgas procedentes de roedores (peste zoótica). Sólo en raras ocasiones otras especies de pulgas pueden transmitir la infección. El contagio entre personas por pulgas es muy infrecuente (se han descrito casos en países sudamericanos en velatorios de personas apestadas).
Otro tipo de contagios se pueden producir a partir de la mordedura o arañazos de gatos y otros carnívoros, por ingestión de animales muertos, por la manipulación de cadáveres de animales afectados por la enfermedad, o por inhalación de bacterias a partir de la forma neumónica humana (peste dímica).
lunes, 15 de marzo de 2010
Leucemia
La leucemia o leucosis es un grupo de enfermedades malignas de la médula ósea (cáncer hematológico) que provoca un aumento incontrolado de leucocitos (glóbulos blancos) clonales en la médula ósea, que suelen pasar a la sangre periférica aunque en ocasiones no lo hacen (leucemias aleucémicas). Ciertas proliferaciones malignas de glóbulos rojos se incluyen entre las leucemias (eritroleucemia.
Si bien algunas leucemias tienen carácter fulminante, otras pueden ser enfermedades indolentes, de presentación insidiosa. Ya que no existe ningún síntoma que por sí solo y de manera específica permita diagnosticar esta enfermedad, siempre debe descartarse la presencia de leucemia en presencia de manifestaciones clínicas sugerentes, tales como un hemograma alterado. El método más seguro para confirmar o descartar el diagnóstico es mediante la realización de un mielograma y, sólo en casos seleccionados, puede ser necesario realizar una biopsia de la médula ósea.
Algunas de sus manifestaciones clínicas más importantes son:
* Compromiso del estado general: decaimiento, falta de fuerzas, mareos, nauseas, inapetencia, disminución de peso importante.
* Fiebre que dura varios días sin una causa aparente, sudoración nocturna, escalofríos.
* Dolor o sensibilidad ósea, dolores articulares y de extremidades.
* Hemorragias frecuentes sin motivo aparente, por ejemplo, sangramiento anormal de las encías o de nariz.
* Petequias (Manchas pequeñas de color rojo por extravasación sanguínea) o Hematomas sin haber tenido algún golpe.
* Palidez de piel, interior de la cavidad oral o de los párpados.
* Aumento de tamaño de los ganglios linfáticos.
* Aparición de masas o crecimientos anormales de órganos abdominales como el bazo y el hígado, o aparición de masas que crecen en otras partes del cuerpo.
* Alteraciones de los exámenes sanguíneos (Hemograma, VIH, etc.).
* Irregularidad en los ciclos mestruales.
Si bien algunas leucemias tienen carácter fulminante, otras pueden ser enfermedades indolentes, de presentación insidiosa. Ya que no existe ningún síntoma que por sí solo y de manera específica permita diagnosticar esta enfermedad, siempre debe descartarse la presencia de leucemia en presencia de manifestaciones clínicas sugerentes, tales como un hemograma alterado. El método más seguro para confirmar o descartar el diagnóstico es mediante la realización de un mielograma y, sólo en casos seleccionados, puede ser necesario realizar una biopsia de la médula ósea.
Algunas de sus manifestaciones clínicas más importantes son:
* Compromiso del estado general: decaimiento, falta de fuerzas, mareos, nauseas, inapetencia, disminución de peso importante.
* Fiebre que dura varios días sin una causa aparente, sudoración nocturna, escalofríos.
* Dolor o sensibilidad ósea, dolores articulares y de extremidades.
* Hemorragias frecuentes sin motivo aparente, por ejemplo, sangramiento anormal de las encías o de nariz.
* Petequias (Manchas pequeñas de color rojo por extravasación sanguínea) o Hematomas sin haber tenido algún golpe.
* Palidez de piel, interior de la cavidad oral o de los párpados.
* Aumento de tamaño de los ganglios linfáticos.
* Aparición de masas o crecimientos anormales de órganos abdominales como el bazo y el hígado, o aparición de masas que crecen en otras partes del cuerpo.
* Alteraciones de los exámenes sanguíneos (Hemograma, VIH, etc.).
* Irregularidad en los ciclos mestruales.
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